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Ser asertivo y recuperar el bienestar

  • Foto del escritor: Jan Rosado Terapeuta
    Jan Rosado Terapeuta
  • 12 sept 2016
  • 2 Min. de lectura

Los sentimientos nacen por una necesidad que se despierta, el identificarlos y sentirlos plenamente nos permite tomar las acciones necesarias para poder satisfacer estas necesidades.

Los sentimientos básicos y las necesidades que los despiertan son:

Sentimiento Necesidad

Miedo Protección

Afecto Vinculación

Tristeza Consuelo/ Retiro

Enojo Poner límites

Alegría Pertenencia/ Compartir

Si sentimos esto y no hacemos nada por satisfacer nuestra necesidades estas permanecerán hasta que hagamos algo por satisfacerlas, el problema es cuando no logramos identificar nuestros sentimientos y por consiguiente nuestras necesidades.

La asertividad sólo puede usarse si somos claros con nosotros para así poder ser claros con los demás.

La asertividad nos permite satisfacer las necesidades que se presentan en el momento que aparecen. Si me siento agredido por un compañero del trabajo puedo decirlo en ese momento si que tenga que gritar o golpearlo, puedo decir amablemente que sus palabras me han hecho sentir incómodo o agredido y aclarar la situación.

Poner un límite no significa tener que sacar la espada y cortar cabezas. Si estoy triste y en vez de contactar con esta tristeza y buscar el consuelo que necesito de la gente que me es querida, prefiero comerme unos tacos, no estoy siendo asertivo ni estoy satisfaciendo mi necesidad y si mi tristeza viene de la indiferencia de mi pareja, pero no se lo digo, es muy probable que las cosas sigan igual, sin embargo si puedo contactar con mis tristeza y comunicarle a mi pareja que conducta suya me entristece y pedirle claramente que necesito que haga él para no sentirme así es posible que las cosas puedan ser diferentes.

Identificar la causa, el sentimiento, la necesidad que lo provoca, ser claro y pedir lo que necesito es la clave para ser asertivo, recuperando el poder sobre mi vida y el bienestar que necesito.

También debemos ser conscientes de que no siempre el otro aceptará hacer lo que le pedimos, en este caso podemos negociar hasta cierto punto, pero si su negativa atenta contra mi dignidad, libertad o integridad no se puede negociar, debo ser contundente en este punto y tomar las medidas necesarias, incluso romper con esa relación.

El auto respeto y la dignidad no son negociables.

Basado en libro Comunicación no violenta de Marshall Rosenberg


 
 
 

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