¿Cómo puedo ser asertivo? cont.
- Jan Rosado Terapeuta
- 5 sept 2016
- 6 Min. de lectura

Otra forma de bloquear la compasión en mediante el uso de comparaciones. Esto en sí mismo es violencia contra la otra persona, va en contra de su dignidad. Hagamos un ejercicio, comparémonos con Megan Fox o Henry Cavill ¿cómo nos sentimos? o tal vez con Steve Jobs o algo más cercano un hermano o vecino, la reacción es siempre de incomodidad, y además es una trampa donde siempre saldremos perdiendo.
La comparación pone en evidencia nuestros peores miedos exhibe nuestros defectos, vaya, es un golpe bajo.
Es natural que bajo estas condiciones comunicarnos compasivamente sea imposible. La falta de responsabilización es tal vez la forma más eficaz de bloquear la comunicación asertiva.
La comunicación que aliena la compasión nos nubla la consciencia de nuestra responsabilidad en lo que pensamos, sentimos y hacemos. El uso de la expresión “tener que” ilustra hasta que punto nuestra responsabilidad personal por nuestras acciones se ve oscurecida por esta manera de hablar. En cuanto a la expresión “hacer sentir”, constituye otro ejemplo de como el lenguaje nos allana el camino para que podamos negar nuestra responsabilidad personal con respecto a lo que sentimos y a lo que pensamos.
Negamos nuestra responsabilidad de nuestros actos cuando atribuimos su causa a: Fuerzas impersonales, nuestro estado de salud, lo hacen los demás, reglas o normas, roles asignados o impulsos irrefrenables. Podemos reemplazar el lenguaje que implica una falta de opción por el que reconoce una posibilidad de elección. Somos peligrosos cuando no somos conscientes de la responsabilidad por nuestro comportamiento, pensamientos y sentimientos.
Si no somos responsables de lo que hacemos ¿cómo podremos tomar decisiones distintas?, Sólo siendo responsables recuperamos nuestro poder personal, sólo asumiendo las consecuencias de mis actos puedo decidir seguir haciendo lo que hago o cambiarlo. Sólo así podré madurar.
Para poder emplear la comunicación asertiva es necesario entonces observar y describir una situación sin utilizar juicios morales ni comparaciones, sino la persona escuchara seguramente una crítica, a lo que responderá de forma defensiva. ¿Cómo, entonces, puedo hacer una observación de forma compasiva, sin hostilidad?
Un ejemplo de observación con evaluación puede ser: Si no comes sanamente te vas a enfermar; si hacemos esta observación sin evaluación podrías ser así: Si tu alimentación no es equilibrada temo que te enfermes.
Otro ejemplo con evaluación: No terminará el trabajo a tiempo; sin evaluación: No creo que termine el trabajo a tiempo.
El primer componente de la comunicación asertiva es observar sin evaluar.
El segundo es expresar cómo nos sentimos.
El primer componente de la comunicación asertiva implica la separación entre la observación y la evaluación. Cuando las mezclamos, la otra persona suele tener la impresión de que la estamos criticando, y por lo tanto opone resistencia a lo que le decimos. La comunicación no violenta es un proceso dinámico que rechaza las generalizaciones estáticas. Las observaciones tienen que ser específicas del momento y el contexto; por ejemplo “Juan no ha marcado un gol en veinte partidos”, en lugar de “Juan juega mal al fútbol”.
Identificar y expresar los sentimientos.
El repertorio de adjetivos que aplicamos a las personas suele ser más amplio que el vocabulario del que disponemos para describir con claridad nuestros estados de ánimo. Es necesario distinguir entre sentimientos y pensamientos. El lenguaje suele dar pie a confusiones, como cuando utilizamos el verbo sentir cuando en realidad no estamos expresando un sentimiento “siento que no he hecho un buen trato” es distinto a cuando decimos “estoy enojado.”
Sería benéfico elaborar un vocabulario de sentimientos que nos permita nombrar o identificar de forma clara y precisa nuestras emociones, nos resultará más fácil conectarnos con los demás. Al mismo tiempo que nos hace más vulnerables, la expresión de nuestros sentimientos puede ayudarnos a resolver conflictos.
La comunicación asertiva distingue entre la expresión de los sentimientos reales y las palabras o afirmaciones que sirven para describir pensamientos, evaluaciones e interpretaciones.
Por otra parte, tampoco es indispensable que utilicemos la palabra sentir cuando realmente estamos expresando un sentimiento.
Podemos decir “me siento molesto” o simplemente “estoy molesto”. La comunicación asertiva establece una distinción entre palabras que expresan sentimientos reales y palabras que describen lo que creemos ser: Descripción de lo que creemos ser:
“Me siento incapaz como guitarrista” En esta oración estoy evaluándome como guitarrista en lugar de expresar claramente mis sentimientos. Expresión de sentimientos reales: “Me siento decepcionado como guitarrista.” “Me siento impaciente como guitarrista.” “Me siento frustrado como guitarrista.” El sentimiento real que se esconde detrás de mi auto evaluación puede ser la decepción, la impaciencia, la frustración o cualquier otro.
También es útil diferenciar las palabras que describen lo que creemos que hacen las personas que nos rodean y aquellas que describen sentimientos reales. “Siento que soy insignificante para mis compañeros de trabajo.” La palabra “insignificante” describe cómo creo que los demás me evalúan más que un verdadero sentimiento, que en esta situación podría ser: “Me siento triste” o “Me siento desalentado”. “Me siento ignorado.” La palabra ignorado es más bien una interpretación del proceder de los demás que una declaración clara de cómo me siento.
Elaboración de un vocabulario para los sentimientos.
Cuando expresamos nuestros sentimientos, usamos palabras que hacen referencia a emociones específicas en lugar de utilizar palabras vagas o de sentido general. Si decimos “Me siento bien”, este sentirse bien puede significar que nos sentimos felices, entusiasmados, aliviados, etc. Palabras como bien y mal impiden que la persona que escucha se conecte claramente con los que sentimos en realidad.
Asumir la responsabilidad de nuestros sentimientos.
Cuatro opciones para recibir un mensaje negativo
El tercer componente implica el reconocimiento del origen de nuestros sentimientos. La comunicación asertiva potencia nuestra consciencia de que aquello que hacen o dicen los demás puede ser el estímulo, pero nunca la causa de nuestros sentimientos. Nuestros sentimientos hablan de cómo elegimos tomarnos lo que dicen o hacen los demás, y también nuestras necesidades y expectativas particulares en ese momento. Cuando alguien nos trasmite un mensaje negativo, sea verbal o no verbal, tenemos cuatro opciones con respecto a la manera de recibirlo.
Una es tomárnoslo de manera personal, captando en él acusaciones y críticas. Por ejemplo alguien está enojado con nosotros y nos dice “¡Eres la persona más egocéntrica que he conocido en mi vida!”. Si nos tomamos la frase de forma personal, podemos reaccionar respondiendo: “Sí, debería más sensible con los demás”. Es decir, aceptamos el punto de vista de la otra persona y nos echamos la culpa. Es una opción que vulnera nuestra autoestima y nos cuesta un precio muy alto, ya que nos lleva a sentirnos culpables, avergonzados y deprimidos.
Una segunda opción es echar la culpa a nuestro interlocutor. En respuesta a la afirmación anterior podríamos protestar diciendo “No tienes derecho a decirme esto. Siempre tengo en cuenta tus necesidades. ¡Tú eres el egocéntrico!”. Cuando nos tomamos las afirmaciones de esta manera y echamos la culpa a la otra persona, lo más probable es que sintamos rabia.
La tercera opción que tenemos cuando recibimos un mensaje negativo consiste en hacer que brille la luz de nuestra conciencia para ver con claridad nuestros sentimientos y necesidades. Así podríamos, por ejemplo, responder: “Cuándo me dices que soy la persona más egocéntrica que conociste en tu vida, me siento herido, porque yo querría que reconocieras los esfuerzos que hago para tener en cuenta tus preferencias.”
Al centrar la atención en nuestros sentimientos y necesidades, tomamos conciencia de que sentirnos heridos en esta circunstancia deriva de nuestra necesidad de que se reconozcan los esfuerzos que hacemos.
Cuando recibimos un mensaje negativo tenemos, finalmente, una cuarta opción, que consiste en iluminar con la luz de la conciencia los sentimientos y necesidades de la otra persona en ese momento según ella misma los expresa. Podríamos preguntarle, por ejemplo: “¿Te sientes herida porque necesitas que se tomen en cuenta tus preferencias?.”
En lugar de culpar a la otra persona por lo que sentimos, aceptamos la responsabilidad que nos corresponde reconociendo nuestras necesidades, deseos, expectativas, valores o ideas.
Observe la diferencia entre las siguientes expresiones de contrariedad:
Ejemplo 1:
A: “ Cuando la otra noche me enteré de que no ibas a venir, me diste un gran disgusto.” B:” Tuve un gran disgusto al enterarme la otra noche de que no ibas a venir porque quería hablar contigo de ciertas cosas que me están molestando.”
La persona A atribuye la responsabilidad de su disgusto únicamente a la acción de otra persona, mientras que la persona B atribuye el origen de su sentimientos de disgusto a su propio deseo no satisfecho.
Ejemplo 2:
A: “¡Me pone furioso que hayan anulado el contrato!.”
B: “Tuve un gran disgusto al ver que habían anulado el contrato, porque lo considero una falta de responsabilidad.”
La persona A atribuye la causa de su irritación únicamente al comportamiento de la otra parte, mientras que la persona B acepta la responsabilidad de sus sentimientos al reconocer el pensamiento en el que se basa. Reconoce que la causa de sus irritación es su forma de pensar.
Basado en libro "Comunicación no violenta", de Marshall Rosenberg
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